jueves, 24 de febrero de 2011

EXPERIMENTO MENTAL

Imagínese varias personas encerradas de una en una en sendas habitaciones cerradas, vacías y aisladas, sin estímulo exterior alguno salvo una pequeña ventana por la que entra luz y comida. Sea cada una poseedora de cierto bagaje experiencial previo en gradación ascendente; desde un veterano viajero empedernido hasta un pobre que no ha conocido sino la mencionada habitación vacía. Sean lápiz y papel infinitos. ¿Podrían todos ellos escribir infinitos pasajes, pensamientos y meditaciones coherentes sin repetir nada?
Aunque disponen de un lenguaje potencialmente infinito con el cual articular sus disertaciones, quizá haya un input mínimo que, merced a la combinatoria relacional puesta en juego por la psique humana dé lugar a la "escritura infinita". Por debajo de ese límite, y desde un punto de vista empirista, parece dudoso que pudiese hacerse mucho. No obstante, al igual que en este párrafo, podría recurrir a experimentos mentales como lo hicieron Galileo o Wittgestein, pues no necesitan de objetos materiales. Aun así, sólo retrasamos el asunto hacia un límite mínimo, pues incluso los experimentos mentales requieren de ciertas ideas previas, como bolas, torres y escarabajos. Nuestros desafortunados sujetos sólo poseen cuatro paredes, sombras, algo de comida,aire, agua, temperatura y gravedad. Podrían buscar refugio en la matemática pura y derivar a partir de ciertos axiomas nuevos teoremas y nuevas geometrías. ¿Necesitarían ideas previas sobre sistemas de numeración, ángulos y poliedros? ¿Tendrían todos ellos un sentido innato de la lógica formal con la que manipular y construir a partir del reducido número de parámetros de su menguado mundo?
mmm... quien sabe... para un pesimista, quizá hace mucho rato que se habrían sucidado todos clavándose infinitos lapiceros, y derramando la sangre sobre el papel infinito...

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